28 junio 2004

La influencia de la nuez

La protagonista de esta historia me acompañaba esta madrugada en mi bolsillo derecho del pantalón. Comencé a notar su influencia mucho antes del examen. Iba sorprendentemente tranquilo, pese al madrugón y al hecho de que fuera mi tercera convocatoria al práctico.

El profesor, con dos compañeros que también se examinaban y yo mismo nos dirigimos al centro de examenes de la DGT para que el destino (y la nuez) dictaran sentencia. Estuvimos antes del examen dando una mini-clase de 20 minutos donde me encontré un poco despistado y aplatanado, a punto de meterme por una prohibida un par de veces y que se me calara el coche otras tantas. Comenzaron los nervios y negros nubarrones se cernían sobre mi éxito, pero tenía la nuez. Confiaba en ella. No me podía fallar.

Total, que llegamos a examinarnos y el plan inicial se truncó de golpe. Habíamos acordado previamente que un compañero iria el primero, yo el segundo y la otra chica la última. Pero hete aqui que el examinador nos estaba esperando, diez minutos antes de la hora prevista (rarisimo) y decidió que yo fuera el tercero. Total, que tuve que esperar media hora más, con el consiguiente incremento de adrenalina y sudoración. En este impás tuve una conversación profunda con la nuez sobre cosas intrascendentes pero que me tranquilizó un poco. Ella sabe manejarse en estas situaciones.

Llega el momento de la verdad. Salgo bien del centro de exámenes. Enfilo las primeras calles intentando controlar los nervios. La nuez hace su trabajo enviando al examinador ondas de buen rollo y positividad ("apruebale, apruebale ..."). Primer problema, hago mal un giro a la izquierda y paso por delante de un coche que estaba parado enfrente mio en vez de por detrás. Mi profesor pone cara rara. Tres calles más allá el segundo contratiempo, en una calle estrechísima paso a escasos 5 centímetros de los coches de la derecha. Me enteré de ello cuando vi por el retrovisor que el examinador apuntaba algo. Mi profesor miraba para otro lado. Comienzo a ponerme nervioso. Hago los siguientes 10 minutos callejeando por calles complicadas, con coches en doble fila y mucho tráfico. Hago mal una reducción de tercera a primera. La cosa se pone fea. Muy fea.

Mi nerviosisimo se incrementa hasta límites insospechados cuando, a punto de acabar el examen, el examinador me dice "haga una detención a la derecha". Y coge el tio y se baja del coche, y se va a hacer un recado !!!. En ese momento me quedo a solas con mi profesor y comienza una conversación entre él y yo comentando mis fallos hasta el momento y mis posibilidades de aprobar. Aunque me dice que no tire la toalla todavía, le noto tenso, y comienzo a pensar que voy a suspender. Es en ese momento cuando hablo con la nuez y le digo, "nuez, si te he traido aquí es para que hagas tu trabajo, obra el milagro". Vuelve el examinador y, despues de una salida algo comprometida, y dos o tres rotondas un poco difíciles volvemos al centro de examenes.

Salgo del coche con el ánimo bajo mínimos, pero la nuez me dice que está todo controlado. El profesor viene con los resultados. El resto es historia. Gracias nuez, te debo una :-)