30 septiembre 2004

El juego de Ender

Mi manera caótica de leer libros tiene una particularidad fundamental. Sin ningún pudor ni miramiento soy capaz de acometer "lecturas relámpago", en medio de otras lecturas que se diluyen más en el tiempo. Con El Juego de Ender, me ha pasado lo que me pasa muchas veces, que abandono la lectura plácida y sosegada de un libro para, en dos días (tres a lo sumo), pulirme un segundo libro que casi nunca tiene nada que ver con el anterior, y luego continuar con mi ritmo cansino, rutinario, de lectura habitual. ¿Es grave doctor?.



En este caso, me ha ayudado que el libro que tengo en la mesilla sea "Ensayo sobre la lucidez" de Saramago, ya que se me están atragantando un pelín las intrigas políticas de la última novela del portugués. No es que no me guste, pero es algo árido y de digestión trabajosa.

Lo dicho, en dos días me he metido entre pecho y espalda 509 hojas de la mejor ciencia ficción clásica. El libro de Orson Scott Card es de los que te atrapa irremisiblemente, de los que te lees en dos patadas si te gusta el género. Altamente recomendable.