07 julio 2006

Disquisiciones sobre el noble arte de fregar

Hoy estoy sin ideas, así que voy a tirar por la calle del medio. Hablemos del Fregar, por hablar de algo ... Hay que decir, antes de nada, que no me gusta fregar. Dudo que le guste a alguien, dicho sea de paso, pero sí que debo confirmar en todos sus extremos que es una de las tareas domésticas que menos perturban mi alicaido karma. Si hay que fregar, se friega, pero fregar para na, es tonteria ...

Ante la falta de un electrodoméstico tan necesario como un lavavajillas en nuestra cocina, la Sra. Bedel y yo tenemos que limpiar nuestros receptáculos y cubiertos con el sudor de nuestras prominentes frentes. Siendo honestos, ella friega más que yo (calculemos 60 a 40 aprox.). Eso sí, ambos tenemos maneras totalmente diferentes para ejecutar la tarea en cuestión:

ELLA: Economizadora de agua al máximo, economizadora de Fairy al máximo, economizadora de tiempo al máximo. Economizadora, en definitiva.

YO: Despilfarrador de agua, fairy y tiempo al máximo. Eso sí, como me quedan los platos oiga, se pueden comer sopas en ellos ...


Fregadera de la casa de los Sres. Bedel


Tengo un ritual muy particular para ejecutar el noble arte del fregado:

1. Me pongo música (sin música, no hay friega).

2. Me pongo guantes (imprescindibles, porque me da mucho asco tocar restos de comida).

3. Al tener solo una fregadera (lo suyo serían dos) procedo a depositar platos, cubiertos, vasos, cacerolas y sartenes en la encimera, a la izquierda de la susodicha fregadera. Si hay mucho por fregar, se amontona todo y comienzan los equilibrismos. La fregadera debe quedar totalmente vacía. Evidentemente antes he limpiado de restos los platos y cacerolas (con cierto asco, bien es verdad) y los he depositado en la basura.

4. Procedo a limpiar la fregadera con el scotch brite (yo no puedo estar sin él) y un poquito de Fairy, obviamente por el lado amarillo. Esto es obligatorio. Nota: Soy muy fiel al Fairy. No me vale ni la competencia ni marcas blancas. Tiene que ser Fairy.

5. Lleno la fregadera hasta arriba con agua caliente (evidentemente hay que poner antes el tapón).

6. Procedo a echar un chorro generoso (muy generoso) de Fairy y revuelvo el agua hasta que se forma espuma (mucha espuma). Dato a tener en cuenta: La Sra. Bedel me recrimina siempre lo rápido que gasto el Fairy.

7. Siempre empiezo por los vasos y el cristal. Esto es un truquito de mi abuela (que sabia era): Si limpias primero platos y sartenes, la grasa manchará luego el cristal, y no quedará bien limpio. Si se hace al reves, serán los platos los que no queden tan limpios, pero eos se ve menos :-D. Meto todos los vasos y utensilios de cristal en la fregadera. Les doy un repaso concienzudo (nada de dos pasadas, varias) y los dejo enjabonados en la esterilla azul que hay a la derecha de la fregadera.

8. Continúo con los cubiertos, platos y cacerolas (siguiendo ese orden siempre), dejando para el final las sartenes, que es lo que suele estar más sucio. Hay veces que tengo que valorar si el agua está lo suficientemente limpia para seguir fregando con garantias. Si no lo estuviera, vacío sin contemplaciones la fregadera y vuelvo a llenarla de agua caliente y otro chorretón de Fairy acojonante ...

9. Una vez todos los receptáculos convenientemente enjabonados, procedo a vaciar definitivamente la fregadera, no dejando ni un átomo de espuma. Esto es fundamental para la fase posterior, no debe haber nada de espuma en la fregadera.


Escurreplatos de Jean Bedel y Sra.


10. Fase de aclarado. Aquí es donde a la Sra. Bedel se le crispan los nervios cosa fina, porque yo soy de los aclaran bien ... es decir, con abundante agua. La verdad es que siempre me autoimpongo no gastar demasiada agua, pero casi nunca lo consigo. Se ha dado el caso de venir ella desde el salón, profiriendo exabruptos que me niego a recoger en este post, a cortarme el grifo, regulando ella misma la cantidad de agua a gastar. Esto ultimo me divierte bastante, dicho sea de paso.

11. Sigamos. Según aclaro, voy colocando todo en lo que se conoce como "escurreplatos". Esta fase es peligrosa, porque no tengo manos precisamente de trilero, y ya he roto varios vasos en la operación. Evidentemente hay utillería que no se puede colocar ahí, así que reposa en la esterilla azul hasta que se seque por obra y gracia de la gravedad y pueda ser depositada en los correspondientes armarios.

12. Por fin, con el trabajo finalizado, henchido de satisfacción por el deber cumplido, me saco los guantes y los deposito en el grifo (esta es una costumbre que tengo desde pequeño, porque lo hacía mi madre).

Tiempo empleado en la operación: no menos de 45 minutos (depende del tiempo transcurrido desde la última fregada). Es mucho más cómodo un lavavajillas, pero se perdería ese ritual de tantos años y años dandole al estropajo, en doce cómodas fases ...

Que tonti-post acabo de escribir, por cierto ... :-)