11 septiembre 2006

El bodeguero

Te da cierta congoja cuando abres la revista municipal de la ciudad donde llevas viviendo toda tu vida y te enteras que uno de sus personajes históricos, al que se quería y respetaba, nos ha dejado para siempre.

No era político, ni empresario con corbata, ni siquiera un pro-hombre de la ciudad. Era simplemente bodeguero. Pero en la pequeña bodega de ese hombre, mis amig@s y yo hemos pasado muchas muchas horas de diversión, de risas, de alegrías y de alguna que otra tristeza. Esa pequeña bodega, era el centro de reunión de toda esa juventud de la ciudad que ahora tiene treinta y algunos, que ya están casados y con hijos. Un lugar a primera vista vulgar e incómodo, pero que me llena de recuerdos y nostalgia cada vez que paso por allí y lo veo cerrado y vacío.

El bodeguero fue testigo de nuestro crecimiento, de nuestro paso de la lechonez a la edad adulta. Fue testigo de una porción más o menos importante de nuestras vidas.

Es muy indicativo el hecho de que me haya enterado de la muerte del bodeguero por la revista municipal, que se deposita comodamente en mi buzón cada mes. Esto da que pensar que mis amigos y yo cada vez tenemos menos eventos en los que comentar este tipo de cosas, ni tampoco tendremos ya un lugar de reunión como esa pequeña bodega ... ley de vida , dicen ...