27 julio 2007

Socialización canina

Desde que saco al perrón todas las tardes (dije que no lo haría y aquí me tenéis, pusilánime que es uno), estoy descubriendo un nuevo mundo de socialización hasta ahora desconocido para mí. Yo, que soy hombre de pocas palabras con desconocidos y no me caracterizo por entablar conversaciones porque sí, alucino con la cantidad de gente que intenta comunicarse conmigo sola y exclusivamente por tener un perrón al lado.

Rastreo callejero


La tipología es extensa y bien conocida por los que tenéis perrones: El abuelo solitario que tiene toda la tarde para charlar de sus batallas y que nadie se para a oirlas porque puede estar horas y horas, la señora madurita y pelin asfixiada que saca el perro para no aguantar al marido y te cuenta todos sus problemas con el pieza, la jovencita casquivana que mas que sacar al perro parece que se va a presentar al casting de "guapos contra listos" y suelta risitas estridentes cuando tu chucho se la está intentando clavar a su perrita, ese vecino al que odias sin tapujos y que siempre te lo encuentras en el portal hablando de las mismas obviedades cansinas, la mujer desequilibrada que baja a la calle con tres perros y dice que tiene dos más en casa, el que tiene otro westie y se pone a hablar contigo de lo desobedientes que son, la parejita recien casada con niño pequeño que siempre suelta la frase "mira el perrito, que guapo", y que dos segundos despues le grita al niño cuando el perro se acerca "no te acerques al perro", y así podría seguir ad eternum.

En fin, uno está aprendiendo a lidiar con estos toros. Que paciencia tengo, po dió.

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