14 septiembre 2007

El cuidado de los hijos

A mi me hace una gracia cojonuda la gente. Me encontré en las inmediaciones de Sol el otro día con una conocida a la que hacía tiempo que no veía. Después de saludarnos me comentó que estaba muy bien, que vivía en un Chalet en las afueras, que tenía trabajo en el centro, un buen marido (un poco lelo pero con pasta) y dos niños pequeños. La conversación derivó hacia este último derrotero:

Ella: Es genial tener hijos, te lo recomiendo de verdad.

Yo: No, si seguro que es genial, no seré yo quien te diga lo contrario, pero ahora no lo veo claro, mi circunstancia actual no es favorable.

Ella: Pues no hay circunstancia que valga. Todo es poner voluntad. Si se quiere, se puede, que se os va a pasar el arroz.

Yo: Ya, ya, pero todavía no tenemos casa, ni coche, la situación no está clara. Además, necesitamos los dos sueldos. Si tuviéramos un retoño, la Sra. Bedel dejaría de trabajar porque no tendríamos con quien dejarlo, ahora mismo no es viable.

Ella: Excusas, excusas baratas. Yo tengo dos niños y lo llevo divinamente. Es un sobreesfuerzo que se ve recompensado. Y fíjate, mis padres tuvieron cuatro y que bien salimos todos.

Yo: Ya, bueno, enhorabuena a los premiados ... eran otros tiempos y ... bueno, me tengo que ir.

Ella: Si, yo también, acompáñame al coche. He quedado con unas amigas para tomar café y luego nos vamos a un nuevo Spa que han abierto cerca de aquí y me han dicho que esta genial.

Yo: Ya, que bien ... y tus hijos?

Ella: No hay problema, ahora están con una de sus abuelas y la chacha. El día que no puede mi madre quedarse con ellos mientras trabajamos, está al quite la madre de mi marido.

Yo: Así se las ponían a Felipe II. En fin ... venga, te dejo ya, a disfrutar de los chorros de agua. Nos llamamos. Smuacks, Smuacks.

Disclaimer: Estuve tentado de mandarla al carajo, pero como soy educado solo la mandé mentalmente a la mierda.

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