27 octubre 2007

Afeitado húmedo versus seco

A raiz del regalo de la señora Bedel de las navidades pasadas, una fantástica afeitadora eléctrica, he estado afeitándome en seco casi durante un año e intentando amortizar la inversión y buscar beneficios. Pero la cabra siempre tira al monte y, más por practicidad que por querencia, he vuelto a mis viejas costumbres de afeitado húmedo con las clásicas Gillette Blue II desechables de toda la vida.


Y es que una afeitadora eléctrica tiene algunas ventajas, reconozcámoslo, pero también algunos inconvenientes, y a mí los segundos me pesan más que las primeras. Sobre todo valoro mucho de las desechables su no mantenimiento (me sacaba de quicio limpiar la eléctrica) y el hecho cierto, que ya argumentaba Eduardo Blanco a Ricardo Darín en "El hijo de la novia": "¿Vos no te afeitás en la ducha?. Es bárbaro, se te abren los poros ...".

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