25 enero 2008

La importancia de dos letras

Un par de letras, solo dos malditas y absurdas letras, pueden hacer que quedes como un gilipollas delante de tu jefe, traerte algún que otro problema y joderte el fin de semana. La historia es muy sencilla. Le mandas una nota preguntándole si hay que realizar unos pagos y el te pone de puño y letra la palabra "abónese" y yo voy y leo "ahórrese" y no realizo los pagos. Con dos cojones bemoles. Y encima me preguntan por esos pagos y digo que no se hacen porque lo ha dicho el jefe. Ole mis eggs. No daré más detalles para no hurgar mucho más en la herida de una situación a medio camino entre Kafka y Fofito. Sembrado he estado. El lunes, amén de arreglar el desaguisado, toda la empresa sabrá la movida y seré objetivo de todo tipo de mofas y escarnios. Y lo peor no es eso, lo peor es la cara que se te queda.

Actualización 21:20: Ahora que lo pienso, y por ver un poco el vaso medio lleno, la cagada hubiera sido mucho peor si la situación se llega a producir al revés (siempre es mejor equivocarte no pagando que pagar erróneamente). Además, el importe es lo suficientemente bajo para no escandalizar, cosa que otros angelitos que se pulen 5.000 millones de euros no pueden decir.

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