22 mayo 2009

Las curvas de Mónaco

Si hay un Gran Premio al que tengo que asistir sí o sí antes de que llegue mi hora, ese tiene que ser Mónaco. El circuito urbano del principado tiene algo especial, es mítico, uno de los principales exponentes de lo que se ha venido llamando el gran circo de la Fórmula 1.


Este finde hay GP de Mónaco, y lo seguiré viendo por la tele, que remedio, pero algún año iré, ya sea porque me toque la lotería y tenga reserva en La Rascasse o lo vea desde los balcones de los Hoteles del Casino o en alguna fiesta privada en el Force Blue -el Yate del amigo Briatore-, bien porque me líe la manta a la cabeza y me atreva a ahorrar y a hacer un viaje hasta Montecarlo. A día de hoy veo con más posibilidades la primera opción, todo sea dicho.

Pese a que es un circuito urbano, pequeño y peligroso, es tan legendario no solo por su historia, sino porque los bólidos pasan a centímetros de los guarda-railes, se ponen a 270 Km/h en el tunel, o pasan a 90 Km/h en una curva en que los coches convencionales tendrían problemas en ir a más de 25 km/h. Las manos del piloto cuentan más que en ningún otro circuito y aunque adelantar en carrera es prácticamente imposible, los toques y las estrategias lo convierten en emoción y adrenalina pura. Para muestra un botón.


Pole Position de Fernando Alonso en 2007 con el McLata

Además, es el único circuito de todo el mundial que me lo se de memoria, me se el nombre de todas y cada una de sus curvas. Mucho ha ayudado las horas muertas que me he pasado jugando al Formula one 2005 de la Playstation 2 y también, obviamente, que he debido ver en la tele, sin exagerar, los últimos 20 GP de Mónaco y he disfrutado de sus míticas curvas: Santa Devota nada más salir, la subida al Casino, Mirabó, Loewe (la más mítica, ya no se llama así pero todo el mundo le sigue llamando Loewe), Potiers, El Tunel, La chicane del Puerto, la zona de la Piscina, La variante Tabac, La Rascasse, Anthony Noghes ... en fin, un superclásico. A disfrutarlo.

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