23 octubre 2009

La brevedad del tiempo

Es uno de los axiomas fundamentales de la vida. Conforme vas cumpliendo años te vas dando cuenta de la brevedad del tiempo, de lo rápido que pasa y de su carestía para poder hacer todo lo que quisieras en el momento en que lo quieres hacer. Cuando eres joven el tiempo pasa muy despacio, aunque tu deseo es que pasara deprisa. Y ahora es justo al revés, va a toda hostia y no lo puedes parar. El tiempo nunca nos hace caso.

No me importa cumplir años, pero si me joroba bastante no tener más tiempo libre para poder hacer esas cosas que me gustaría hacer. No solo ocio, sino proyectos de toda índole, que día sí y día también se me pasan por la cabeza y quedan archivados en el baúl de las oportunidades perdidas. Supongo que ese privilegio, el de disfrutar de tiempo libre y hacer lo que quieres hacer, solo lo pueden disfrutar los que tienen el dinero por castigo. El currito medio debe elegir muy bien en que gastar su escaso tiempo de ocio.

Y en eso estoy, decidiendo en que gasto este finde. Pero con una salvedad, descansar y desconectar está incluido en el pack.

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